Ahora que vuelve a estar de actualidad el cambio de estadio por unas futuribles olimpiadas… No está mal recordar algo que escribí hace casi una década… Entonces se daba por hecho, pero…
Yo me voy de Cuatro Caminos al Manzanares y del río a…
Pepe G.Carpintero. Madrid. 22 octubre de 2004
Jueves, 3 de julio de 1958. José Luis lee el Marca en la Avenida Reina Victoria. Su equipo el Atlético jugará la Copa de Europa la temporada que viene, aunque todavía le queda el sinsabor de la dolorosa pérdida del campeonato liguero ante el Madrid en el Metropolitano en la última jornada por un empate a uno. Pero precisamente su preocupación es otra. Es su estadio. El Metropolitano significa algo más que un simple campo para el barrio de Cuatro Caminos. Ha sido el símbolo de los colchoneros durante las últimas décadas. Escudero, Juncosa, Carlsson, Ben Barek, Aparicio… muchos jugadores que habían hecho arraigar un sentimiento rojiblanco en toda la zona norte de Madrid. Por eso, José Luis no comprende la noticia que adelantaba Marca. “El nuevo estadio del Atlético de Madrid se va a construir entre los puentes de Segovia y Toledo. Por el Metropolitano dan ochenta millones de pesetas y se descarta la remodelación”. Era, sin duda, un mazazo. La masa rojiblanca se encontraba indecisa. Muchos se encontraban indignados. “Cómo puede ser que nos vayamos a jugar a la orilla del río Manzanares, esto es un fracaso de la directiva”, señalaba Fernando de Hoces en una carta al director. El gran Escudero señaló hace pocos años en el libro ‘Sentimiento rojiblanco’ que “uno de los mayores errores del Atlético fue abandonar el Metropolitano”.
La noticia adelantada por Marca se oficializaba el 29 de julio de 1959. Ese día la directiva rojiblanca, presidida por Javier Barroso, anunciaba el comienzo de las obras y presentaba un espectacular proyecto. Antes ya se habían bendecido los campos. Fue el 7 de diciembre y el encargado fue Don Pablo, el cura de Peña Grande. El nuevo estadio del Manzanares costará 200 millones de pesetas y tendrá una capacidad inicial para 110.000 espectadores. También se instalará al lado del campo una Ciudad Deportiva. Cinco años después y con muchas dudas por la demora de las obras, Vicente Calderón se ve obligado a convocar a los Medios a un desayuno para explicarles los cambios. La afición todavía confiaba en quedarse en el Metropolitano. Mientras, Rafael Martínez Gandía escribía en Marca el 13 de abril de 1964 una columna de opinión sobre el sentir de la gente. “De Cuatro Caminos a Usera”, se titulaba. “Yo soy positivista. Yo miro al mañana. Para mí, el Atlético es como la infanta Doña Isabel, que le caía simpática a las clases populares. El Atlético tiene a su lado a Vallecas y a Cuatro Caminos. Si hace el Manzanares tendrá a Usera, que tampoco es manco”.
El cambio fue traumático. Al final la suma recogida fue de 95 millones de pesetas y tras ocho largos años de obras, que fueron paralizadas por la canalización del río, y que en un momento colocaron al Atlético muy cerca de jugar en Chamartín, por no tener campo propio, y con un sinfín de críticas por el abandono del Metropolitano. Pero al final se hizo en el año 66. Como si la historia quisiera despedir con gloria a un campo magnífico. El Atlético se despidió de Cuatro Caminos con una Liga bajo el brazo. Madinabeytia, Griffa, Rivilla, Jesús Glaría, Luis, Ufarte, Collar, Mendoza, Adelardo… fueron los últimos en pisar aquel campo. En aquella época, el club estaba en crisis y la venta le posibilitaba paliarla y además fichar a grandes jugadores para hacer una gran proyecto. Al final, el Atlético creció y enseguida se dio paso a una gran década que a punto estuvo de traer al Manzanares la ansiada Copa de Europa. Además ha triplicado su masa social. ¿No les suena de algo esta historia?
Han pasado 40 años y la historia se repite, incluso lo del desayuno (Míguel Ángel Gil convocó a los Medios para el mismo asunto). El Atlético arrastra una deuda de un centenar de millones de euros y se encuentra en plena transformación para recuperar el terreno perdido por el último descenso. El debate en todos los foros atléticos es la venta del Calderón, como en los 50 nadie quiere abandonar ‘su’ campo. Aquel con el que han crecido y han visto levantar Ligas, Copas, Recopa e Intercontinental. ¿Quién va a querer irse a La Peineta al borde la M-40? Nadie se lo quiere imaginar pero los futuros proyectos empiezan a salir en la Prensa y los rumores son cada vez más fuertes. El soterramiento de la M-30 y el desarrollo urbanístico de la ciudad también tienen mucho que ver. La Peineta para el 2007 y unos terrenos en Campamento para una Ciudad Deportiva y quién sabe si para construir un nuevo campo. Son otros tiempos, pero Nacho lee el Marca en la Avenida Manzanares, enfrente del estadio. No puede comprender que su estadio de toda la vida, el que le ha visto crecer tenga que desaparecer y encima irse a la otra punta de Madrid para ver a su atleti. Son otros tiempos pera la historia se vuelve a repetir. Yo me voy de Cuatro Caminos al Manzanares y del río a la Peineta.